martes, 12 de febrero de 2013

LA VERDAD Y EL CONOCIMIENTO.

                                                 



 
i.  El  saber consiste en un conjunto de creencias verdaderas o fundamentadas. ¿En qué consiste la verdad?.  Podemos hablar de “la verdad” en el sentido de la “realidad verdadera” , a diferencia de lo aparente o adulterado, por ejemplo: “esta leche es de verdad, pero esta otra está adulterada”. Sin embargo trataremos de la verdad como una propiedad de las proposiciones o enunciados con los que nos referimos a la realidad. En un sentido estricto sólo pueden ser verdaderos o falsos los enunciados que afirman o niegan algo acerca de algo, diciendo lo que ese algo es o no es. Así por ejemplo “esta mesa es de madera”. Quedan entonces excluidos expresiones como “tráeme  el mando de la tele”, “prometo que iré a clase”, “¡qué tiempo tan bueno!”...etc.

Según la definición clásica la verdad consiste en la correspondencia entre el pensamiento, expresado en la proposición, y la realidad. Será verdadera aquella proposición que se corresponda con la realidad y falsa la que no se corresponda. Por ejemplo la  proposición “la pizarra es verde” será verdadera si la pizarra es verde, y será falsa si la pizarra no es verde. Aristóteles, primero que planteó este criterio, lo define así:
“Decir de lo que no es que eso de lo que es que no es, es falso, y decir de lo que es que es y de lo que no es que no es, es verdadero; de suerte que el que dice que algo es o que no es, dirá verdad o falsedad”.

II. CLASES DE VERDAD. De acuerdo con  Leibniz se distinguen dos clases de verdad:

Las verdaderas de razón: estás corresponden a enunciados analítico, aquellos en los que el predicado ya forma parte del significado del sujeto.En estos casos la verdad o validez de una proposición no se debe a la experiencia, sino de las definiciones o del significado de sus términos.. Por ejemplo: “el padre de mi padre es mi abuelo”, “ningún soltero está casado”, “el todo es mayor que las partes”, y también  los enunciados matemáticos: “todo triángulos tiene 180º”...etc.  Las verdades de razón son necesariamente verdaderas y su opuesto es imposible. Se dice además que son “a priori”, es decir anteriores a la experiencia.
Normalmente se sostiene que las verdades de las ciencias formales son verdades de razón, aunque para algunos casos hay filósofos que discrepan de que las verdades de las matemáticas sean verdades de razón.
Las verdades de hecho: estas corresponde a enunciados sintéticas, aquellos en los que el predicado no pertenece al significado del sujeto y lo predicamos sólo por la experiencia es decir su validez depende de la experiencia.. Por ejemplo”Juan es estudiante”, “los hombres son bípedos”, “el aula es amarilla”. Se suele admitir que las verdades de hecho son “ a posteriori”, es decir provenientes de la experiencia. Las verdades de hecho no son necesariamente verdaderas, pueden ser también falsas. Su opuesto es posible, pues no es necesariamente falso y puede ser verdadero.
Normalmente se admite que las proposiciones de las ciencias empíricas son verdades de hecho.
Para Leibniz no hay duda  de que los juicios analíticos son a priori y los juicios sintéticos son a posteriori. Pero Kant discrepó en un punto esencial, consideró que además de los juicios analíticos (a priori) y de los juicios sintéticos (a posteriori), hay que admitir juicios sintéticos a priori. Estos no se siguen de la pura definición de los términos pero hay que suponerlos en todos los juicios empíricos, por ejemplo: “todo cambio obedece a una causa” (juicio sintético a priori). Este juicio esta supuesto en “la lluvia provoca accidentes de tráfico” (juicios sintético a posteriori).

III. CRITERIOS DE VERDAD, son las razones por las que se considera una creencia verdadera. Estos criterios suponen en lo fundamental la definición tradicional de la verdad como correspondencia entre el pensamiento y la realidad, aunque en los dos últimos casos se valoran otros aspectos.
Tenemos: la evidencia, la coherencia, la utilidad práctica, el consenso.

La evidencia: consiste en “ver claro” algo, captar algo de manera inmediata, sin apoyarse en otras verdades. Esta presencia inmediata de algo a la mente de una forma clara e inconfundible se denomina “intuición”.
La evidencia suele ir acompañada de la certeza. Se entiende por tal el sentimiento de seguridad que tenemos de que algo es verdadero. Según Descartes algo es cierto si es indubitable, por lo que la certeza se opone a la duda, o mejor, a lo que puede ser objeto de duda.

La coherencia: Las diferentes verdades se organizan en un sistema, con lo que toda verdad pertenece a un sistema de saber. La coherencia consiste en tomar por verdaderas aquellas creencias que son concordes con el sistema de nuestro saber, o en general con el conjunto de nuestra experiencia.
El criterio de coherencia más importante es que las proposiciones no sean contradictorias, ni den lugar a contradicción. Esto implica en muchos casos que las proposiciones sean deducibles del resto de las proposiciones o creencias de un sistema de saber.
Por lo general la coherencia es el principal criterio de verdad de las ciencias formales.

La utilidad práctica: Es evidente que todo saber guarda una u otra relación con las necesidades prácticas de la vida humana. Algunas filosofías consideran como principal criterio de la verdad de una teoría o creencias el que tengan aplicaciones prácticas y sean útiles para resolver los problemas y satisfacer las necesidades humanas. Así se considera valida una teoría científica en la medida que tenga aplicaciones tecnológicas útiles para la vida.
Algunos utilitaristas o pragmatistas llevan este criterio hasta el extremo de cuestionar que la verdad sea la correspondencia entre el pensamiento y la realidad, en lugar de lo que defienden el éxito práctico, la capacidad de alcanzar resultados concretos capaces de transformar la realidad.

El consenso: descarta que pueda haber una correspondencia efectiva entre el pensamiento y la realidad, o que al menos se pueda esto presentar de forma evidente a todos por igual. Al no ser esto posible lo que se tenga por verdadero ha de resultar del acuerdo al que lleguen por medio del diálogo los miembros de una comunidad científica dedicados a un mismo tipo de problemas.
La teoría del consenso se basa en la idea de que los individuos o grupos de individuos tienen diferentes puntos de vista sobre lo que es verdadero y correcto. Sin embargo todos necesitamos y pretendemos alcanzar un punto de vista común para poder comunicarnos ,entendernos mejor y progresar. Se pretende de esta manera que la verdad adquiera una dimensión ínter subjetiva, es decir común a todos los sujetos.

IV. ALGUNAS CONSIDERACIONES HISTÓRICAS. La verdad en la historia de la filosofía.

1.-Filosofía griega. Se debe a Platón y Aristóteles el establecimiento de la concepción tradicional de la verdad como correspondencia.
Aristóteles planteó por primera vez la definición de la verdad como correspondencia entre el pensamiento y la realidad. También planteó el criterio de que cualquier afirmación verdadera debe respetar el principio de no contradicción: no es posible que A sea a la vez y en el mismo sentido no A .
La principal preocupación de los filósofos griegos sobre esta cuestión se refiere al problema de cómo diferenciar  la ciencia de la opinión. La ciencia es el conocimiento universal y necesario fundado en razones últimas. La opinión es el conocimiento espontáneo debido a la experiencia cotidiana, pero sin haberlo fundamentado en razones. La diferencia entre ambas  obedece al objeto al que ambas se dirigen: la ciencia es un conocimiento universal y necesario por que versa sobre lo permanente, fijo y común a todas las cosas. La opinión por el contrario se refiere a los individuos particulares, que como tales son cambiantes, presentan rasgos diferentes y son pasajeros. Por eso es conocimiento particular, mientras la ciencia es un conocimiento universal.
Compartiendo este planteamiento general Platón y Aristóteles discrepan en la forma de entender el contenido de lo que  es universal y permanente, o si se quiere de la esencia común de las cosas. Para Platón  esto consiste en las Ideas, una estructura inteligible que tiene existencia propia, son eternas y transcienden la realidad sensible. Para Aristóteles las esencias son inmanentes a las cosas, y constituyen la forma de estas, la configuración ordenadora de su materia.

2.-La filosofía moderna.
Aceptando la idea de que la verdad es la correspondencia entre el pensamiento y la realidad, se preocupan fundamentalmente por  alcanzar la certeza en nuestros conocimientos. Se trata así de establecer el criterio por  el que podamos estar ciertos, absolutamente seguros de estar en posesión de la verdad.
¿Cómo estar seguros de que nuestros conocimientos son verdaderos?, por ejemplo: ¿cómo estar seguros de que el testimonio de los sentidos coincide con la realidad?.
Descartes planteó por primera vez este problema y la necesidad de dar con un método que garantice la certeza. Todo saber o ciencia será verdadera sólo en el caso de que se atenga al método común a todas la ciencias basado en la universalidad de la razón.
Se han ofrecido varias alternativas a este problema:
a)El racionalismo, cuyos representantes más importantes son Descartes y Leibniz:  podemos estar ciertos de las ideas que comprendemos con claridad y distinción, es decir que no confundimos con otras y  de las que captamos todas sus notas o propiedades. Para estar seguros tenemos que descartar aquellas ideas o juicios que puedan ofrecer  alguna duda y admitir sólo los indubitables. Por ejemplo es indudable que “pienso, luego existo”.
El racionalismo apuesta por la precisión y exactitud, razón por la que toma a las matemáticas por el modelo de todo conocimiento.
b)El empirismo, uno de sus principales representantes es  D. Hume. Para los empiristas también hay que establecer un criterio cierto y seguro de que nuestros conocimientos son verdaderos. La fuente de la certeza sería para ellos el testimonio de los sentidos, lo que sin duda alguna percibimos sensiblemente. Cualquier concepto o idea será verdadero si proviene de alguna experiencia sensible o se puede derivar de alguna experiencia sensible.

3.-La filosofía contemporánea.
La filosofía contemporánea tiende a abandonar la confianza en un método universal que garantice la certeza  y objetividad de todos nuestros conocimientos. Entre las diferentes alternativas tenemos el perspectivismo y la solución fenomenológica.
El perspectivismo subraya la idea que no hay una verdad absoluta que permanezca idéntica así misma, sino que la verdad  obedece a una perspectiva o puntos de vista relativo a las circunstancias en las que se encuentra cada individuo o grupo de individuos. Las soluciones perspectivistas suelen ir unidas a posiciones pragmatistas. Estas defiende que lo verdadero consiste en la utilidad práctica (véase).
 Las soluciones perspectivistas más destacadas corresponden a F. Nietzsche y a Ortega y Gasset. Para Nietzsche la verdad  es aquella perspectiva o punto de vista que permite a los individuos de una determinada cultura desarrollar sus posibilidades dirigidas a dominar la realidad e incrementar  las expectativas vitales. Se trata así de un perspectivismo vitalista.
Para Ortega tenemos por verdad aquella perspectiva que está en consonancia con nuestra orientación vital y sirve para desarrollar nuestros proyectos vitales. Sin embargo es preciso también que busquemos una orientación radical, no conformarnos con dar nada por supuesto y  alcanzar por nosotros mismos las razones últimas desde las que orientarnos. Se trata así de un perspectivismo ratio vitalista.
La solución fenomenológica plantea recuperar la evidencia como criterio de verdad ateniéndonos a describir las ideas que percibimos cuando tenemos experiencia de alguna cosa o problema.


 



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