sábado, 16 de febrero de 2013

EL TRABAJO Y LA TÉCNICA.


INTRODUCCIÓN.

El trabajo es la actividad humana destinada a transformar el medio natural para satisfacer las necesidades naturales del hombre. Pero también va más allá: tiene por fin crear los productos materiales que permiten la continuidad del mundo humano. Algunos autores como H. Arendt reservan el término trabajo al primer sentido y el término labor al segundo sentido. Por nuestra parte los  consideraremos conjuntamente.
El trabajo es indisociable de la técnica. Ésta tiene en el trabajo su principal uso, y condiciona en gran parte la forma de organización de la producción. La tecnología ya es una fase especial del desarrollo técnico, cuando el conocimiento científico se aplica sistemáticamente a la técnica y esta depende de ese conocimiento.
El trabajo, con su complemento técnico, determina la relación del hombre con la naturaleza, a la vez que revierta sobre el contenido de las relaciones humanas.  Podemos destacar los siguientes principios:
1.-El trabajo trae consigo la humanización de la naturaleza. Ésta  se hace, en la parte a la que alcanza la acción humana, creación humana y parte del mundo humano. Los efectos de esta actividad en el equilibrio ecológico no están al margen de esta realidad, tal como en la actualidad lo podemos constatar.
2.-El trabajo es condición necesaria para la humanización de la vida humana. La dimensión productiva descansa en la técnica de forma primordial. Como subrayaba Ortega y Gasset la técnica  permite la independencia del hombre respecto a la naturaleza, de modo  que podemos, a diferencia de los animales, liberarnos de la constricción natural  y hacer que nuestra vida no se limite al mero esfuerzo de sobrevivir. El mundo humano, al depender de la técnica, constituye una sobrenaturaleza . Esto implica no sólo la satisfacción de las necesidades naturales de supervivencia, sino la creación constante de nuevas necesidades, que aunque originalmente sea superfluas, se tornan en medida creciente necesarias e imprescindibles.
3.-El trabajo es uno de los mecanismos esenciales de socialización del hombre. El trabajo es una actividad eminentemente social a lo que está ligado tanto la supervivencia como el bienestar individual y colectivo de la humanidad. El trabajo requiere la cooperación necesaria entre los hombres y , como subrayaba C. Marx, da lugar a una red de relaciones sociales que tiene continuidad histórica y forman una parte esencial del mundo humano. El desarrollo técnico y en general de los sistemas de producción a la vez que aumentan el poder humano respecto a la naturaleza, acrecientan la dependencia mutua entre todos los seres humanos. Hoy  podemos constatarlo con el fenómeno creciente de la globalización.

II .HISTORIA DE LAS IDEAS SOBRE EL TRABAJO.
 
1.-La concepción griega.
La cultura griegas reparó en sus orígenes en el valor del trabajo para el hombre, destacando por ejemplo en el mito de Prometeo su carácter liberador respecto a los dioses y por ende las constricciones de la naturaleza. Hesíodo por ejemplo escribió “ningún trabajo es deshonra; deshonra es  la inactividad” (Los trabajos y los días).
La madurez de la polis significó una rectificación de este punto de vista. Se tuvo a las actividades culturales e intelectuales, especialmente la política y la sabiduría, por el quehacer más valioso del hombre. La institución de la ciudadanía, condición de ser libres, se basaba en la disposición de tiempo libre (scholé= ocio) para poder dedicarse a ese tipo de actividades, tomadas como las propias del hombre. El trabajo, en tanto que dedicación destinada a cubrir la necesidades de supervivencia, no merecía valor alguno. No es extraño que Platón en su República distinga tres grupos sociales: los gobernantes que serían sabios y filósofos; los guardianes que serían los más valerosos; los trabajadores que carecían de derechos y eran en buena parte esclavos. Aristóteles puso el ideal de la vida contemplativa, personificada en el sabio, como la meta de la humanidad, asociando el desarrollo de la filosofía y del saber al ocio, es decir a la liberación de la necesidad de trabajar para vivir.
2.-La concepción cristiana-medieval.
En su planteamiento original tiene al trabajo por  una actividad esencialmente  realizadora que conduce a dignificar al hombre. Por ejemplo Adán y Eva se dedicaban a trabajar cuidando del paraíso. Con la doctrina del pecado original el trabajo se torna algo penoso y se resalta su faceta negativa  de esfuerzo impuesto por la necesidad (“ganarás el pan con el sudor de tu frente”). En la Edad Media esta doctrina se asoció a la justificación  del orden feudal, en el que los trabajadores (siervos o artesanos) ocupaban la parte baja de la sociedad. Tenemos el famoso dicho del obispo Adalberto (s.X) “Triple es la casa de Dios, aunque se la crea una; unos oran, otros guerrean y otros trabajan”.
En la filosofía mas desarrollada de Sto. Tomás de Aquino (s. XIII) y coincidiendo con  el desarrollo de las ciudades y del comercio se revalorizó el trabajo como medio para el bien común. Pero llama la atención que se lo valoraba desde una perspectiva moral religiosa. Por ejemplo se consideraba a la usura un pecado, al igual que ocurre hoy en algunos países árabes.

3.-La concepción burguesa.
La valoración del trabajo es una parte esencial del surgimiento de la mentalidad burguesa que sustituyó a la mentalidad medieval y llega en buena parte hasta nuestros días. Algunos autores, como M. Weber ven en la ética protestante del trabajo el motor del nacimiento y triunfo del capitalismo.
Hay que destacar la influencia de la reforma protestante. Esta exaltó los valores individuales y vinculó el trabajo a la iniciativa personal y al bienestar social.
- Lutero entendió el trabajo como una vocación divina, cambiando el acento que la tradición católica ponía en la santidad.
- I. Calvino  promovió la más importante transformación de la idea del trabajo. Esta nueva noción va unida a su doctrina de la predestinación. La salvación personal no puede depender , como piensa el catolicismo, de las buenas obras sino de la decisión de Dios, decisión que resulta inescrutable. Sin embargo el hombre tiene por misión “llevar la gloria de Dios a la tierra” y esto no puede consistir más que en procurar el máximo bienestar posible a toda la sociedad. La mejor ayuda para el bienestar social no puede venir de la caridad, como critica a los católicos, sino de un trabajo racional llevado a cabo con provecho y efectividad. El éxito y el beneficio, obtenido honestamente por el trabajo, no solo son algo elogiable sino el indicador de que se han producido bienes al alcance de la sociedad.  Su conclusión es todavía más radical: el éxito en el trabajo, medido en el logro del beneficio económico, es la señal de que uno ha sido elegido por Dios para salvarse. La valorización del trabajo se torno así en el centro de la nueva moral burguesa.

-El liberalismo inglés del siglo XVIII y XIX expresa la mayor exaltación del trabajo en el pensamiento moderno.  El trabajo está unido a la propiedad, es causa y efecto de la propiedad, principal derecho humano según J. Locke, que permite al hombre salir del “estado de naturaleza”. Se tiene al trabajo es esencialmente la actividad de la que emana la riqueza social y la prosperidad individual, permitiendo que el hombre, en tanto que propietario, sea libre y dueño de sí mismo.

 4. El marxismo.
Debida a C. Marx es el núcleo de las ideologías socialistas y comunistas.  Según Marx el trabajo es la realidad constitutiva del ser humano, el hombre es esencialmente homo faber. Siguiendo a Hegel piensa que el  hombre “es resultado de su propio trabajo”. Pero destaca que por razón del trabajo el hombre es un ser  social. Frente a la concepción individualista del liberalismo según la cual el hombre es ante todo individuo, entiende al hombre como un sujeto social. Lo que somos indivualmente depende de las relaciones sociales a las que pertenecemos.
Critica así  la concepción burguesa del trabajo y con ello del sistema capitalista. La propiedad no es la garantía de la  libertad  humana y de la dignidad del trabajo, sino la causa de la alienación del trabajo y especialmente del trabajador. La crítica de la alienación del trabajo , concepto original de Hegel, es la clave de la crítica marxista. La alienación es en general el estado por el que el hombre cede el poder sobre sí mismo, o es despojado del mismo. Esta es según Marx la condición del trabajador en el capitalismo, en el que está subordinado al capitalista, dueño de los  medios de producción. El trabajador, de quien dependería objetivamente la producción, se reduce a una pieza subordinada del proceso productivo, cuando debería  controlarlo y ser su dueño.
La crítica de Marx es en buena parte deudora de las  circunstancias en las que nació el capitalismo industrial moderno y no concebía la posibilidad de la reforma de este sistema, que según pensaba estaría condenado inevitablemente a su autodestrucción. No queda claro por otra parte si su alternativa, el comunismo, debería significar la liberación del carácter coactivo del trabajo, a favor  de la liberación de las fuerzas personales, o  si equivaldría a la generalización sistemática de la producción, único horizonte para el ser humano.

II.La técnica y la tecnología.

Como se ha indicado, la técnica propicia que el mundo humano se emancipe del rigor de la naturaleza, permitiendo con la civilización el cultivo independiente de las facultades humanas. Por la técnica el mundo humano se convierte en una sobrenaturaleza, en el que se sustituye la dependencia de la naturaleza por  una creciente interdependencia entre los hombres. La técnica condiciona en aspectos decisivos la naturaleza de las relaciones humanas, al ser parte esencial del sistema de producción. Por otra parte detrás de la técnica siempre está el hombre, y en concreto unas relaciones sociales y humanas, con sus intereses, ámbitos de poder  y  actitudes colectivas.
La relación entre la técnica y el mundo humano es también variable. Al igual que ocurre con el trabajo, el valor de la técnica cambia de una civilización a otra; por otra parte el contenido de la técnica y su papel en el proceso de producción también varia entre las civilizaciones y épocas históricas. De acuerdo con Ortega y Gasset podemos distinguir tres grandes modelos, correspondientes a diversas civilizaciones y épocas históricas.
a)la técnica del azar.
b)la técnica del artesano.
c)la técnica del técnico.
 
1.-La técnica del azar.
En los primeros períodos de la humanidad cuando aun no se ha iniciado el desarrollo técnico y el hombre está a expensas de la naturaleza predomina el pensamiento mágico. Con la magia, conjunto de practicas rituales que invocan los “poderes naturales” el hombre imagina poder dominar la naturaleza.
El nacimiento de la civilización (revolución agraria, creación de las ciudades y de los primeros grandes imperios) supone la incorporación de la técnica a la vida humana. Es lo que constituye la técnica del azar cuyas principales  características son:
-ocupa una  posición todavía subordinada y no decisiva en el conjunto de actividades humanas, entre las que se encuentra diseminada.
-los instrumentos vienen  a ser una extensión del cuerpo humano y depende enteramente del movimiento humano.
-la división del trabajo es incipiente por lo que hay escasa especialización en su uso.
-no proviene de un conocimiento sistemático de la naturaleza sino del azar, o mejor del “ensayo y error”, es decir se emplean aquellos instrumentos y procedimientos que sin saber por qué han dado resultado.
-en consecuencia tampoco se tiene una noción de la invención, como si  todo fuera un regalo de la naturaleza.
2.-La técnica del artesano.
Este modelo corresponde al sistema de producción de los grandes imperios griego y romano y luego la Edad Media. Aun así en muchos de sus aspectos se conservan rasgos anteriores, a la vez que algunos rasgos nuevos ya estaban prefigurados en los imperios antiguos (China, Babilonia, Persia y sobre todo Egipto). Destacaremos:
-El enorme crecimiento de los actos técnicos, sin llegar al caso de que la vida human dependa del orden técnico.
-Este crecimiento requiere, para controlar la técnica, de una creciente y más general división del trabajo, basado este en la artesanía. Los trabajadores se especializan en un oficio o actividad determinada que ejecutan en grupos separados.
-no existe sin embargo una conciencia plena de las reglas de la producción ni tampoco de la invención:  se considera el buen quehacer  cosa de la habilidad y destreza del artesano, cuya única guía es su experiencia personal o colectiva.
-la técnica se soporta en la experiencia práctica y está desligada del conocimiento teórico. Hay que destacar que aunque los griegos inventaron la ciencia (episteme), entendieron ésta sólo como conocimiento teórico (es decir contemplativo) de la naturaleza. No estaba en su mente la aplicación  sistemática práctica de este conocimiento para cambiar la vida humana. Cuando en algunos casos, como ocurrió con Arquímedes, se aplicó creando inventos, ocurrió por casualidad o por necesidades urgentes.

3.-La técnica del técnico.
Se corresponde con la civilización burguesa y capitalista hasta nuestros días. Ya en este período la técnica es el eje del trabajo humano y se puede hablar del mundo humano como un estado de sobrenaturaleza. Por lo mismo la vida humana descansa de forma decisiva en la técnica a la vez que se generaliza la humanización de la naturaleza. Es obvio en nuestros  días que si fallase todo el entramado técnico de forma significativa la humanidad tendría sus días contados de manera fulminante. El hombre moderno está así de tal modo hecho al sistema técnico que toma este como algo natural y la naturaleza como algo extraño.
Conviene distinguir  dos grandes momentos:
a)La revolución científica (desde el s. XVI al XVIII).
El hecho decisivo es la creación de la denominada por Galileo “la nueva ciencia”, la Física moderna, que tendría su culminación en la mecánica de Descartes, Leibniz, Huygens y especialmente Newton.
Esta ciencia se basa en el método analítico-compositivo (o hipotético experimental) consistente en el análisis racional de los fenómenos, descomponiéndolos en sus elementos simples y dando con las razones o funciones que los relacionan entre sí. La aplicación de las matemáticas permite entender con rigor y exactitud. De esta forma se hace posible la manipulación sistemática de los fenómenos naturales. La ciencia requiere como complemento los instrumentos técnicos y se propone la creación de estos para intervenir en los procesos naturales, tal como ocurre en el experimento.
De esta manera tenemos que :
-el hombre empieza a hacerse consciente desde el Renacimiento de su poder para transformar la naturaleza  a partir de la ciencia. F. Bacon (+1626) llega a decir. “Mas si alguien del genero humano se esfuerza por instaurar y acrecentar el poderío e imperio de éste sobre el universo, esa ambición es sin duda la más sana, sino mas noble que todas las demás. Ahora bien el imperio del ser humano sobre las cosas reside por entero en las artes y las ciencias. Pues no se manda a la naturaleza sino obedeciéndola” (Novum Organum)
-La ciencia se orienta hacia la invención y creación de los instrumentos técnicos que permitan transformar la naturaleza. Se olvida su sentido contemplativo para tener un sentido práctico.
-Se adquiere conciencia del invento como algo que no es producto de la mera casualidad sino fruto del conocimiento y de la investigación sistemática.
Sin embargo hasta la revolución industrial del s. XIX estos supuestos se limitaban a ser un juego de posibilidades que no llegaron a concretarse en el sistema productivo. Hacía falta por ejemplo que la burguesía madurase y  superase las trabas feudales.
b)el industrialismo y la tecnología.
    Significa la realización práctica de los presupuestos anteriores. El industrialismo no sólo va a significar un crecimiento inusitado de los conocimientos científicos y de los actos técnicos sino que modifica el sentido de la actividad científica. Esta  tiene por finalidad la aplicación práctica y el desarrollo técnico. Esto da pie al concepto de tecnología.  Es la unidad sistemática de ciencia y técnica, de modo que el fin de la ciencia es la creación técnica y la técnica es fruto del trabajo científico. De esta manera la investigación y el conocimiento están orientados a proveer las necesidades y demandas tecnológicas. En este período la relación del hombre con la técnica se modifica profundamente.
Ortega destaca a este respecto la repercusión que tiene el que la máquina sustituya al instrumento artesanal. Con ello el artificio técnico deja de ser una extensión del cuerpo  humano y adquiere su propia autonomía para funcionar. La maquina al ponerse en marcha funciona por sí misma. En la producción el hombre viene  a ser  una pieza que ayuda al funcionamiento independiente de la máquina.
De hecho todo el proceso productivo descansa en el desarrollo tecnológico incesante, hasta el punto que si este se detiene se resiente el sistema de producción y el bienestar social. El desarrollo tecnológico no es por ello sólo un medio sino un fin en sí mismo al que está dedicado buena parte de las energías de la humanidad.
En realidad solo estamos en los albores de la era tecnológico. Ya nos enfrentamos a algunas preguntas más o menos inquietantes.
Algunas cuestiones problemáticas:
-Si la tecnología no solo es un medio sino un fin ¿Es neutral?
-¿Puede ser todo objeto de manipulación tecnológica?
-¿Se pueden poner trabas o límites al desarrollo tecnológico?
-¿Es valido el imperativo tecnológico que dice:”lo que tecnológicamente se puede hacer, hay que hacerlo”?
-¿Debe estar regido el desarrollo tecnológico por el principio de la máxima eficacia (es decir de ahorro de costes y de tiempo)?. ¿Cabe un desarrollo tecnológico “con rostro humano”?





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