INTRODUCCIÓN.
El trabajo es la actividad humana destinada a
transformar el medio natural para satisfacer las necesidades naturales del
hombre. Pero también va más allá: tiene por fin crear los productos materiales
que permiten la continuidad del mundo humano. Algunos autores como H. Arendt
reservan el término trabajo al primer sentido y el término labor
al segundo sentido. Por nuestra parte los
consideraremos conjuntamente.
El trabajo es indisociable de la técnica.
Ésta tiene en el trabajo su principal uso, y condiciona en gran parte la forma
de organización de la producción. La tecnología ya es una fase especial
del desarrollo técnico, cuando el conocimiento científico se aplica
sistemáticamente a la técnica y esta depende de ese conocimiento.
El trabajo, con su complemento técnico,
determina la relación del hombre con la naturaleza, a la vez que revierta sobre
el contenido de las relaciones humanas.
Podemos destacar los siguientes principios:
1.-El trabajo trae consigo la humanización
de la naturaleza. Ésta se hace, en
la parte a la que alcanza la acción humana, creación humana y parte del mundo
humano. Los efectos de esta actividad en el equilibrio ecológico no están al
margen de esta realidad, tal como en la actualidad lo podemos constatar.
2.-El trabajo es condición necesaria para la humanización
de la vida humana. La dimensión productiva descansa en la técnica de forma
primordial. Como subrayaba Ortega y Gasset la técnica permite la independencia del hombre respecto
a la naturaleza, de modo que podemos, a
diferencia de los animales, liberarnos de la constricción natural y hacer que nuestra vida no se limite al mero
esfuerzo de sobrevivir. El mundo humano, al depender de la técnica, constituye
una sobrenaturaleza . Esto implica no sólo la satisfacción de las
necesidades naturales de supervivencia, sino la creación constante de nuevas
necesidades, que aunque originalmente sea superfluas, se tornan en
medida creciente necesarias e imprescindibles.
3.-El trabajo es uno de los mecanismos
esenciales de socialización del hombre. El trabajo es una actividad
eminentemente social a lo que está ligado tanto la supervivencia como el
bienestar individual y colectivo de la humanidad. El trabajo requiere la
cooperación necesaria entre los hombres y , como subrayaba C. Marx, da lugar a
una red de relaciones sociales que tiene continuidad histórica y forman una
parte esencial del mundo humano. El desarrollo técnico y en general de los
sistemas de producción a la vez que aumentan el poder humano respecto a la
naturaleza, acrecientan la dependencia mutua entre todos los seres humanos.
Hoy podemos constatarlo con el fenómeno
creciente de la globalización.
II .HISTORIA DE LAS IDEAS SOBRE EL TRABAJO.
1.-La concepción griega.
La cultura griegas reparó en sus orígenes en
el valor del trabajo para el hombre, destacando por ejemplo en el mito de
Prometeo su carácter liberador respecto a los dioses y por ende las
constricciones de la naturaleza. Hesíodo por ejemplo escribió “ningún trabajo
es deshonra; deshonra es la inactividad”
(Los trabajos y los días).
La madurez de la polis significó una
rectificación de este punto de vista. Se tuvo a las actividades culturales e
intelectuales, especialmente la política y la sabiduría, por el quehacer más
valioso del hombre. La institución de la ciudadanía, condición de ser libres,
se basaba en la disposición de tiempo libre (scholé= ocio) para poder dedicarse
a ese tipo de actividades, tomadas como las propias del hombre. El trabajo, en
tanto que dedicación destinada a cubrir la necesidades de supervivencia, no
merecía valor alguno. No es extraño que Platón en su República distinga tres
grupos sociales: los gobernantes que serían sabios y filósofos; los guardianes
que serían los más valerosos; los trabajadores que carecían de derechos y eran
en buena parte esclavos. Aristóteles puso el ideal de la vida contemplativa,
personificada en el sabio, como la meta de la humanidad, asociando el
desarrollo de la filosofía y del saber al ocio, es decir a la liberación de la
necesidad de trabajar para vivir.
2.-La concepción
cristiana-medieval.
En su planteamiento original tiene al trabajo
por una actividad esencialmente realizadora que conduce a dignificar al
hombre. Por ejemplo Adán y Eva se dedicaban a trabajar cuidando del paraíso.
Con la doctrina del pecado original el trabajo se torna algo penoso y se
resalta su faceta negativa de esfuerzo
impuesto por la necesidad (“ganarás el pan con el sudor de tu frente”). En la
Edad Media esta doctrina se asoció a la justificación del orden feudal, en el que los trabajadores
(siervos o artesanos) ocupaban la parte baja de la sociedad. Tenemos el famoso
dicho del obispo Adalberto (s.X) “Triple es la casa de Dios, aunque se la crea
una; unos oran, otros guerrean y otros trabajan”.
En la filosofía mas desarrollada de Sto.
Tomás de Aquino (s. XIII) y coincidiendo con
el desarrollo de las ciudades y del comercio se revalorizó el trabajo
como medio para el bien común. Pero llama la atención que se lo valoraba desde
una perspectiva moral religiosa. Por ejemplo se consideraba a la usura un
pecado, al igual que ocurre hoy en algunos países árabes.
3.-La concepción burguesa.
La valoración del trabajo es una parte
esencial del surgimiento de la mentalidad burguesa que sustituyó a la
mentalidad medieval y llega en buena parte hasta nuestros días. Algunos
autores, como M. Weber ven en la ética protestante del trabajo el motor del
nacimiento y triunfo del capitalismo.
Hay que destacar la influencia de la reforma
protestante. Esta exaltó los valores individuales y vinculó el trabajo a la
iniciativa personal y al bienestar social.
- Lutero entendió el trabajo como una vocación
divina, cambiando el acento que la tradición católica ponía en la santidad.
- I. Calvino promovió la más importante transformación de
la idea del trabajo. Esta nueva noción va unida a su doctrina de la
predestinación. La salvación personal no puede depender , como piensa el
catolicismo, de las buenas obras sino de la decisión de Dios, decisión que resulta
inescrutable. Sin embargo el hombre tiene por misión “llevar la gloria de Dios
a la tierra” y esto no puede consistir más que en procurar el máximo bienestar
posible a toda la sociedad. La mejor ayuda para el bienestar social no puede
venir de la caridad, como critica a los católicos, sino de un trabajo racional
llevado a cabo con provecho y efectividad. El éxito y el beneficio, obtenido
honestamente por el trabajo, no solo son algo elogiable sino el indicador de
que se han producido bienes al alcance de la sociedad. Su conclusión es todavía más radical: el
éxito en el trabajo, medido en el logro del beneficio económico, es la señal de
que uno ha sido elegido por Dios para salvarse. La valorización del trabajo se
torno así en el centro de la nueva moral burguesa.
-El liberalismo inglés del siglo XVIII y
XIX expresa la mayor exaltación del trabajo en el pensamiento moderno. El trabajo está unido a la propiedad, es
causa y efecto de la propiedad, principal derecho humano según J. Locke, que
permite al hombre salir del “estado de naturaleza”. Se tiene al trabajo es
esencialmente la actividad de la que emana la riqueza social y la prosperidad
individual, permitiendo que el hombre, en tanto que propietario, sea libre y
dueño de sí mismo.
4. El marxismo.
Debida a C. Marx es el núcleo de las
ideologías socialistas y comunistas.
Según Marx el trabajo es la realidad constitutiva del ser humano, el
hombre es esencialmente homo faber. Siguiendo a Hegel piensa que el hombre “es resultado de su propio trabajo”.
Pero destaca que por razón del trabajo el hombre es un ser social. Frente a la concepción individualista
del liberalismo según la cual el hombre es ante todo individuo, entiende al
hombre como un sujeto social. Lo que somos indivualmente depende de las
relaciones sociales a las que pertenecemos.
Critica así
la concepción burguesa del trabajo y con ello del sistema capitalista.
La propiedad no es la garantía de la
libertad humana y de la dignidad
del trabajo, sino la causa de la alienación del trabajo y especialmente del
trabajador. La crítica de la alienación del trabajo , concepto original de
Hegel, es la clave de la crítica marxista. La alienación es en general el
estado por el que el hombre cede el poder sobre sí mismo, o es despojado del
mismo. Esta es según Marx la condición del trabajador en el capitalismo, en el
que está subordinado al capitalista, dueño de los medios de producción. El trabajador, de quien
dependería objetivamente la producción, se reduce a una pieza subordinada del proceso
productivo, cuando debería controlarlo y
ser su dueño.
La crítica de Marx es en buena parte deudora
de las circunstancias en las que nació
el capitalismo industrial moderno y no concebía la posibilidad de la reforma de
este sistema, que según pensaba estaría condenado inevitablemente a su
autodestrucción. No queda claro por otra parte si su alternativa, el comunismo,
debería significar la liberación del carácter coactivo del trabajo, a
favor de la liberación de las fuerzas
personales, o si equivaldría a la
generalización sistemática de la producción, único horizonte para el ser
humano.
II.La técnica y la tecnología.
Como se ha indicado, la técnica propicia que
el mundo humano se emancipe del rigor de la naturaleza, permitiendo con la
civilización el cultivo independiente de las facultades humanas. Por la técnica
el mundo humano se convierte en una sobrenaturaleza, en el que se
sustituye la dependencia de la naturaleza por
una creciente interdependencia entre los hombres. La técnica condiciona
en aspectos decisivos la naturaleza de las relaciones humanas, al ser parte
esencial del sistema de producción. Por otra parte detrás de la técnica siempre
está el hombre, y en concreto unas relaciones sociales y humanas, con sus
intereses, ámbitos de poder y actitudes colectivas.
La relación entre la técnica y el mundo
humano es también variable. Al igual que ocurre con el trabajo, el valor de la
técnica cambia de una civilización a otra; por otra parte el contenido de la
técnica y su papel en el proceso de producción también varia entre las
civilizaciones y épocas históricas. De acuerdo con Ortega y Gasset podemos
distinguir tres grandes modelos, correspondientes a diversas civilizaciones y
épocas históricas.
a)la técnica del azar.
b)la técnica del artesano.
c)la técnica del técnico.
1.-La técnica del azar.
En los primeros períodos de la humanidad
cuando aun no se ha iniciado el desarrollo técnico y el hombre está a expensas
de la naturaleza predomina el pensamiento mágico. Con la magia, conjunto de
practicas rituales que invocan los “poderes naturales” el hombre imagina poder
dominar la naturaleza.
El nacimiento de la civilización (revolución
agraria, creación de las ciudades y de los primeros grandes imperios) supone la
incorporación de la técnica a la vida humana. Es lo que constituye la técnica
del azar cuyas principales
características son:
-ocupa una
posición todavía subordinada y no decisiva en el conjunto de actividades
humanas, entre las que se encuentra diseminada.
-los instrumentos vienen a ser una extensión del cuerpo humano y
depende enteramente del movimiento humano.
-la división del trabajo es incipiente por lo
que hay escasa especialización en su uso.
-no proviene de un conocimiento sistemático
de la naturaleza sino del azar, o mejor del “ensayo y error”, es decir se
emplean aquellos instrumentos y procedimientos que sin saber por qué han dado
resultado.
-en consecuencia tampoco se tiene una noción
de la invención, como si todo fuera un
regalo de la naturaleza.
2.-La técnica del artesano.
Este modelo corresponde al sistema de
producción de los grandes imperios griego y romano y luego la Edad Media. Aun
así en muchos de sus aspectos se conservan rasgos anteriores, a la vez que
algunos rasgos nuevos ya estaban prefigurados en los imperios antiguos (China,
Babilonia, Persia y sobre todo Egipto). Destacaremos:
-El enorme crecimiento de los actos técnicos,
sin llegar al caso de que la vida human dependa del orden técnico.
-Este crecimiento requiere, para controlar la
técnica, de una creciente y más general división del trabajo, basado este en la
artesanía. Los trabajadores se especializan en un oficio o actividad
determinada que ejecutan en grupos separados.
-no existe sin embargo una conciencia plena
de las reglas de la producción ni tampoco de la invención: se considera el buen quehacer cosa de la habilidad y destreza del
artesano, cuya única guía es su experiencia personal o colectiva.
-la técnica se soporta en la experiencia
práctica y está desligada del conocimiento teórico. Hay que destacar que aunque
los griegos inventaron la ciencia (episteme), entendieron ésta sólo como
conocimiento teórico (es decir contemplativo) de la naturaleza. No estaba en su
mente la aplicación sistemática práctica
de este conocimiento para cambiar la vida humana. Cuando en algunos casos, como
ocurrió con Arquímedes, se aplicó creando inventos, ocurrió por casualidad o
por necesidades urgentes.
3.-La técnica del técnico.
Se corresponde con la civilización burguesa y
capitalista hasta nuestros días. Ya en este período la técnica es el eje del
trabajo humano y se puede hablar del mundo humano como un estado de
sobrenaturaleza. Por lo mismo la vida humana descansa de forma decisiva en la
técnica a la vez que se generaliza la humanización de la naturaleza. Es obvio en
nuestros días que si fallase todo el
entramado técnico de forma significativa la humanidad tendría sus días contados
de manera fulminante. El hombre moderno está así de tal modo hecho al sistema
técnico que toma este como algo natural y la naturaleza como algo extraño.
Conviene distinguir dos grandes momentos:
a)La revolución científica (desde el s. XVI
al XVIII).
El hecho decisivo es la creación de la
denominada por Galileo “la nueva ciencia”, la Física moderna, que tendría su
culminación en la mecánica de Descartes, Leibniz, Huygens y especialmente
Newton.
Esta ciencia se basa en el método
analítico-compositivo (o hipotético experimental) consistente en el
análisis racional de los fenómenos, descomponiéndolos en sus elementos simples
y dando con las razones o funciones que los relacionan entre sí. La aplicación
de las matemáticas permite entender con rigor y exactitud. De esta forma se
hace posible la manipulación sistemática de los fenómenos naturales. La ciencia
requiere como complemento los instrumentos técnicos y se propone la creación de
estos para intervenir en los procesos naturales, tal como ocurre en el
experimento.
De esta manera tenemos que :
-el hombre empieza a hacerse consciente desde
el Renacimiento de su poder para transformar la naturaleza a partir de la ciencia. F. Bacon (+1626)
llega a decir. “Mas si alguien del genero humano se esfuerza por instaurar y
acrecentar el poderío e imperio de éste sobre el universo, esa ambición es sin
duda la más sana, sino mas noble que todas las demás. Ahora bien el imperio del
ser humano sobre las cosas reside por entero en las artes y las ciencias. Pues
no se manda a la naturaleza sino obedeciéndola” (Novum Organum)
-La ciencia se orienta hacia la invención y
creación de los instrumentos técnicos que permitan transformar la naturaleza.
Se olvida su sentido contemplativo para tener un sentido práctico.
-Se adquiere conciencia del invento como algo
que no es producto de la mera casualidad sino fruto del conocimiento y de la
investigación sistemática.
Sin embargo hasta la revolución industrial
del s. XIX estos supuestos se limitaban a ser un juego de posibilidades que no
llegaron a concretarse en el sistema productivo. Hacía falta por ejemplo que la
burguesía madurase y superase las trabas
feudales.
b)el industrialismo y la tecnología.
Significa la realización práctica de los presupuestos anteriores. El
industrialismo no sólo va a significar un crecimiento inusitado de los
conocimientos científicos y de los actos técnicos sino que modifica el sentido
de la actividad científica. Esta tiene
por finalidad la aplicación práctica y el desarrollo técnico. Esto da pie al
concepto de tecnología. Es
la unidad sistemática de ciencia y técnica, de modo que el fin de la ciencia es
la creación técnica y la técnica es fruto del trabajo científico. De esta
manera la investigación y el conocimiento están orientados a proveer las
necesidades y demandas tecnológicas. En este período la relación del hombre con
la técnica se modifica profundamente.
Ortega destaca a este respecto la repercusión
que tiene el que la máquina sustituya al instrumento artesanal. Con ello el
artificio técnico deja de ser una extensión del cuerpo humano y adquiere su propia autonomía para
funcionar. La maquina al ponerse en marcha funciona por sí misma. En la
producción el hombre viene a ser una pieza que ayuda al funcionamiento
independiente de la máquina.
De hecho todo el proceso productivo descansa
en el desarrollo tecnológico incesante, hasta el punto que si este se detiene
se resiente el sistema de producción y el bienestar social. El desarrollo
tecnológico no es por ello sólo un medio sino un fin en sí mismo al que está
dedicado buena parte de las energías de la humanidad.
En realidad solo estamos en los albores de la
era tecnológico. Ya nos enfrentamos a algunas preguntas más o menos
inquietantes.
Algunas cuestiones problemáticas:
-Si la tecnología no solo es un medio sino un
fin ¿Es neutral?
-¿Puede ser todo objeto de manipulación
tecnológica?
-¿Se pueden poner trabas o límites al desarrollo
tecnológico?
-¿Es valido el imperativo tecnológico que
dice:”lo que tecnológicamente se puede hacer, hay que hacerlo”?
-¿Debe estar regido el desarrollo tecnológico
por el principio de la máxima eficacia (es decir de ahorro de costes y de
tiempo)?. ¿Cabe un desarrollo tecnológico “con rostro humano”?
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